Ps sto s maso un spacio pa q veas lo q pasa por la kbeza dl hiperactivo y dsmadroso Ruy q conoces, spero q t guste y q comentes sobre lo q lees!

domingo, 20 de noviembre de 2011

Alguna vez me compararon con un muelle...


Alguna vez me compararon con un Muelle... un muelle que servía de sostén para la gente que más quería, un muelle del cual ataban los botes para soportar las tormentas y las olas agitadas del mar...

Jamás me consideré uno, jamás me creí tan fuerte como para sostener algo más que no fuera yo mismo ante una tormenta en el agua... pero aparentemente lo hacía, aparentemente sin saberlo sostenía mucho más de lo que me creía capaz... quizá en lo que más me parezco a un muelle es en el hecho de no ser consciente de mi razón de ser y estar en el lugar en el que estoy.

Pero como todos sabemos, el clima ha cambiado, el tan famoso ahora calentamiento global le ha dado luz verde al planeta para defenderse de los daños que durante siglos le hemos causado, y la Tierra no se lo ha pensado dos veces... y uno de los campos donde más fácil podemos notarlo es en el clima: lluvias cuando no deberían haber, temblores donde no temblaba antes, frío y calor invirtiendo sus tiempos, terremotos, tsunamis, tormentas....

Tormentas.


Y es que una tormenta en la costa siempre es impredecible. A las 3pm el cielo está despejado y el sol alumbra uno de los más bellos atardeceres y para las 5pm todo está cubierto en tinieblas, rayos amenazantes y vientos a velocidades vertiginosas que traen consigo las nubes de una tormenta sin precedentes... nadie lo vio venir. Ni siquiera un muelle que lleva años viendo día con día ese horizonte que cambia a voluntad.

Y la tormenta ahora azota con toda su furia cuanto objeto encuentra. Su ejercito de olas interminables en oleadas sin tregua golpean una y otra vez a este muelle. Y a pesar de que ha librado incontables tormentas, cada una de ellas ha mermado un poco su estructura en silencio. Tan discretamente que nadie se había percatado de ello,ni el muelle mismo. Pero ahora con cada golpe de esta nueva y furiosa tormenta, los maderos comienzan a crujir, las ataduras a ceder y las tablas temen cada vez más separarse del resto y perderse en un mar que desaparece todo lo robado en las tormentas bajo la calma mas pura que viene con el siguiente amanecer.

Alguna vez me compararon con un muelle, con uno que se desmoronaba con cada oleada y les arrebataba la confianza y seguridad con cada crujido a los botes atados a él. Me di cuenta que tenían razón, y me di cuenta de como cada crujido, cada atadura perdida y cada movimiento brusco no sólo me afectaba a mí, sino a aquellos "botes" que de mí se sostenían, que en mi creían... Y por momentos llegue a creerme el muelle que cansado de aguantar, cede completamente a la furia de un mar hostil que después de todo lo desconoce y lo ataca como a su peor enemigo... Un muelle cuya carga era demasiada, un muelle que no recibía nada que no fuera el ataque incansable del mar. Y cuando éste muelle decidió rendirse y entregarse a las fauces de su enemigo, se dio cuenta de que ahí seguía. Que pese a sus nulas fuerzas, y a su deseo de entregarse de una vez a su enemigo de sal y pese a los crujidos que no dejaban espacio al silencio, ahí seguía sosteniendo (quizá no tan fuerte como quisiera) a aquellos botes y marineros que a él se ataron y que en él confiaron su supervivencia tras la tormenta...

Alguna vez me compararon con un muelle, y estúpidamente me imagine una serie de tablas de madera ordenadas una tras otra y atadas con fuertes cuerdas a los troncos en la arena... y me olvidé del resto. :e olvidé que los muelles no se hacen por sí solos, que no se atan a sí mismos y que no son ellos los que entierran los troncos en la arena, que no son ellos los que lo construyen desde sus cimientos. Pero en esta tormenta lo recordé, recordé que aquellos que a mi se agarraban, eran aquellos que habían hecho mis cimientos, eran los mismos que después de cada tormenta apretaban las cuerdas y los mismo que cambiaban las tablas
podridas por nuevas...

Alguna vez me compararon con un muelle y me dí cuenta que ser un muelle es parte de un trueque maravilloso dónde tu le das seguridad y soportas la tormenta protegiendo a aquellos que te dan la fuerza para lograrlo. Me di cuenta que si ahí seguía soportando la tormenta a pesar de haberme rendido, era gracias a ellos, era gracias a sus cuidados, su mantenimiento, su constancia... y me di cuenta que era muy egoísta rendirme ante una tormenta, que era no cumplir con mi parte del pacto no hablado que tenía para con mis marineros, con mis botes, conmigo mismo.


Así que éste muelle, que hoy cruje como nunca antes y que se mueve como una montaña rusa ante la tormenta... quiere decirle a todos aquellos que se anclaron a el que aguanten, que será un rato agitado, pero que no se preocupen que la tormenta por muy amenazadora que se vea, sólo es eso: una tormenta y que como todas las tormentas pasará y dejará tras de sí una calma perfecta. Que cuando acabe probablemente necesite que me cambien algunas tablas, necesite nuevas cuerdas, pero que ahí seguiré, por mí y por ellos y que por mucho que me azote la tormenta y por mucho que parezca que no resistiré, me hicieron ustedes, los mejores que había para hacer un muelle así, por lo cual aguantaré hasta que todo se haya calmado.

Y a la tormenta le digo que si le molesta mi presencia, tendrá que hacer mucho más que lo que hace para quitarme de donde estoy, que he aguantado muchas antes y que mientras siga con los míos, aguantaré mucho más...

"GRACIAS A MIS MARINEROS, QUE ME CUIDAN , QUE ME CREAN, QUE ME CONFÍAN Y QUE ME QUIEREN... QUE VENGAN MÁS TORMENTAS, PORQUE A SU LADO NO HAY NADA QUE PUEDA HACERME DUDAR DE MÍ, DE NOSOTROS"